BAUTISMO
Nos da el nacimiento a la vida divina:
nos hace herederos del cielo.
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
El perdón del pecado original y de todos los pecados personales.
El nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.
La incorporación a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y la participación del sacerdocio de Cristo.
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